‘When I Get Home’ de Solange: Paradas continuas en un viaje poco convencional
Solange es conocida por ser la hermana “interesante” de Beyoncé. Sí, interesante porque más que enfocar sus esfuerzos en convertirse en la máxima reina del pop o R&B, decidió encontrar su propio camino, su voz y su sonido. Las comparaciones con su hermana ultra famosa iban a ser una constante, ella buscaría la forma de que eso no importara.
When I Get Home, su cuarto álbum, nos envuelve con 19 tracks dinámicos y cortísimos, tanto que si pestañeas es probable que despiertes a la mitad del disco. Sin embargo, eso no le quita lo delicioso a este experimento… ¿Será que más es menos?
Inicia con “Things I Imagined”, su voz nos guía, la música es solo sonidos de fondo, no puedes dejar de prestar atención a su voz para terminar como en un sueño y terminarlo con el primer interludio en donde una voz rompe con la dulzura y da paso al motown de “Down With the Clique”, aquí la voz de Solange nos ofrece otras versiones, sin pedirle nada a cualquiera de las reinas del R&B de ayer y hoy.
“Way to the show” sigue con el ritmo setentero y seductor, y mientras te cobija en ese mood, ya está preparando su segundo interludio “Can I Hold The Mic”, solo para sacarte del trance y olverte a sumergir en otra experiencia “Stay Flo”, también con tintes setenteros e incluso recordándonos algunas armonías de Destiny’s Child.
“Dreams” recoge esa atmósfera seductora tan sutil que hipnotiza, su voz va de lo angelical a lo terrenal para seguir con el tercer interludio. Aquí es donde entra el sencillo “Almeda”, probablemente el track más interesante en lo que va del recorrido. Se aleja de las notas altas para acercarse más al género urbano, y en algunos instantes podrías pensar que estás escuchando alguna colaboración con Kali Uchis.
En “My Skin My Logo”, Solange cambia el giro de la mano de Gucci Mane, más urbano y experimental para seguir con otra pausa. “Jerrod” encaja a la perfección en esta parte del disco, destacando la voz pero con elementos más electrónicos. “Binz” es una continuación que sutilmente va cambiando el rumbo más hacia el reggae y hip hop. “Beltway” nos vuelve a regalar esa dulzura que nos ofreció al principio del disco, un tema más atmosférico.
“Exit Scott” es el penúltimo interludio que es la premisa de lo que hubiera sido un gran sencillo. “Sound of Rain” suena refrescante a estas alturas en las que hemos estado brincando una y otra vez de sensaciones. Es una canción que, en un universo paralelo, hubiera cantado Ariana Grande.
El disco termina con el último interludio “Not Screwed!” y “I’m a Witness”, el track clásico del R&B con el sello de Solange, nada ordinario.
“When I Get Home” pudo ser un excelente álbum con grandes éxitos, pero Solange decidió dejarlo como un catálogo de previos. Como si solo estuvieras viendo los intros de toda tu lista de Netflix: te llaman la atención, pero no lo suficiente para quedarte. Y aquí es donde el tiempo es valioso, las canciones son tan cortas que no dejan al oyente engancharse y envolverse en la experiencia.
Y es que tal vez esa sea la intención: escucharlo una y otra vez como un solo track de 39 minutos.