Entrevista con Washed Out
De imágenes, notas con felicidad melancólica y el espacio idílico, un vistazo al nuevo álbum de Washed Out
Washed Out, el proyecto de Ernest Greene, estrenó ‘Notes From a Quiet Life’, un nuevo álbum que funciona los sonidos matizados del chillwave con la fineza del pop. Su sexto trabajo de estudio renueva la influencia del multi-instrumentista estadounidense en el género, ahora desde una perspectiva que muestra los beneficios al cambiar nuestro estilo de vida.
Desde la inspiración natural, que surge al vivir en un espacio idílico, se comprende que los cambios ligeros dejan fluir un nuevo espacio para la creación, tal como sucedió para Greene con este material autoproducido. A través de diez canciones, nos acompaña por un viaje ligero de constante movimiento, en medio de los sintetizadores y la experimentación musical.
Para conocer más sobre la parte visual del álbum y la construcción de escenas, esto fue lo que platicamos con Washed Out.
Muchas felicidades por el álbum, sé que ha sido un gran proyecto para ti y me emociona poder platicar al respecto. Me gustaría comenzar por hablar del video musical de “The Hardest Part” y su creación con Sora IA, ¿qué diferencias hubo para ti al trabajar con una herramienta como esta? ¿Qué importancia tuvo que trabajaran en conjunto la IA con el director Paul Trillo?
EG: En algunas cosas fue muy diferente, en otras no lo fue, en comparación con otras cosas que he hecho. En este punto de mi carrera he hecho casi todos los tipos de videos musicales ¿sabes? Desde un punto narrativo con un centro dramático, he hecho algunos videos animados y muchas veces trabajo con un solo artista o director, con quien converso todo, en ese sentido, no fue tan diferente. Cuando vino la idea de hacer un video con Sora IA, lo imaginé de la misma forma que haría al trabajar con un animador tradicional, donde hay una conversación sobre la imagen o el sentimiento, la historia y demás. Diría que la diferencia más significativa, porque el software de Sora es de uso público, es que había cierto cierre, me refiero a que no tenía idea cómo se vería hasta más adelante en el proceso del director Paul Trillo. Él me describía mucho de lo que intentaba hacer, pero siento que el resultado, ya que siempre lo pensé como una animación experimental, no fue tan distinto. Obviamente está utilizando tecnología muy reciente para llegar a ese lugar, el verdadero trabajo estuvo en cómo formular descripciones, afinarlas cientos de veces para acercarse a lo que buscaba, contrario a dibujar cada cuadro a mano. Sabía que algunas personas no gustarían de la estética visual, no anticipé la atención que recibieron muchos aspectos más allá de la estética. Hubo muchas cosas que se tornaron hacia la política, el estado de la creatividad en general, pensamientos más filosóficos de cómo impactará nuestras vidas la inteligencia artificial, ciertamente subestimé ese lado de las cosas. Fue como un torbellino, mucha gente compartió sus opiniones al respecto, ya sea que les gustara o no, así que eso fue muy nuevo para mí, todo lo que había más allá del arte o la estética.
En ese sentido para mí fue importante conocer cómo el director utilizó la herramienta, al tratar de hacer algo hiperrealista que no podía lograr de forma tradicional. Poniéndolo en contraste con el documental dirigido por Kristian Melom, ¿era importante para ti dejar un remanente del proceso de este álbum? El regresar a este lugar o los cambios en tu persona.
EG: El título del álbum es ‘Notes From a Quiet Life’, mi idea detrás de ello fue que, en este punto de mi vida, hice la decisión consciente de dar un paso atrás de la luz, literalmente mudarme al campo y redefinir mi vida en muchas formas. Espero que el pequeño documental dé un poco de contexto sobre eso, además de mostrar un vistazo del lugar en donde vivo, esa fue parte de la idea, mostrar un poco sobre ello y que pudiera comunicar los pros y los contras de ese cambio en mi estilo de vida. En ese momento tomé la decisión de que era menos importante para mí estar súper conectado a las tendencias, en mi mente es como un espacio urbano, estando en una ciudad agitada donde suceden las nuevas tendencias o los nuevos lanzamientos. En este momento estoy menos interesado en eso y más en poder estar solo, en muchos sentidos, para poder explorar las cosas que me interesan fuera de eso.
Justamente disfruto este álbum porque los detalles reflejan esto musicalmente. De hecho, me preguntaba si sientes que estar en este espacio idílico, si se puede llamar así, benefició tu proceso creativo. ¿Crees que salir de este estilo de vida agitado ayudó a poder crear algo distinto?
EG: Sí lo creo, tan solo poder enfocarme en el proceso ¿sabes? Mi estilo de vida es muy simple en este punto y así es como quería que fuera. Tener la posibilidad de estar libre de distracciones, poder enfocarme en mi trabajo, eso fue lo más importante. Siempre he trabajado mucho y de alguna forma no importa necesariamente donde esté, he escrito canciones en un tourbus o en un avión. Se vuelve más complicado hace un nuevo álbum, porque intento reinventarme o al menos encontrar algo nuevo que explorar, eso se vuelve más difícil mientras más áreas cubras. Donde estoy, estando aquí, tengo el enfoque para experimentar, creo que en mi vida es lo más importante para mí, fuera de mi familia y amigos.
Es muy importante poder experimentar en tu propio sonido, yo aprecio mucho a los artistas que son conscientes de su propio trabajo. Sé que también eres pintor y escultor, pensando en que haces arte fuera de la música y que hay una creación de una estética alrededor del álbum, ¿consideras tu música una creación visual?
EG: Sí, creo que sí. Bueno, desearía tener la sinestesia como tal para ver colores mientras escucho música, no es necesariamente tan directa, pero para mí es más cercano a la música cinematográfica. Lo que alguien como Hans Zimmer o algún compositor grande en el cine hace, que ve una película y compone a partir de las escenas que le dan, así es cómo funciona para mí. Cuando empiezo un álbum tengo algunas ideas visuales en las que estoy interesado, eso influencia los sonidos que utilizo o cómo formo las canciones, es básicamente escribir música para una película que solo existe en mi mente.
Me hace completo sentido, de hecho, con este disco me parecía que los beats de cada canción construyen una escena específica. En “Say Goodbye” pensé en una nostalgia feliz o en “Second Sight” con un sentimiento de arrepentimiento, ¿construías algo específico para cada canción?
EG: Sí, o sea no puedo decir que lo pensé como una escena completa de una película o algo parecido, pero sé que el punto de inicio de cada canción es que pueda funcionar para que el álbum sea un todo. Tienen que conectar de alguna forma, pero con los detalles para diferenciarse entre sí, esas son como las bases. En cuanto estoy trabajando con una canción, es más como una atmósfera, diría yo, es algo vago, pero es como ver una escena desenfocada, es la analogía más cercana que se me ocurre.
Algo así como un sueño, en donde no logras ver con claridad qué está sucediendo. Ahora que mencionas al álbum como un todo, algo que me ayudó a comprenderlo fue pensar que tiene un flujo muy definido, es como si “Waking Up” fuera el punto de partida, ¿para ti era importante crear este recorrido para la recepción de quien lo escucha?
EG: Sí, es así, sigo regresando a la metáfora del cine, pero pienso que existe un inicio, un punto medio y un final. Vengo de un trasfondo de interesarme en los álbumes como la forma final al lanzar música, como dije, son un grupo de canciones que ojalá hagan sentido, pero creo que los mejores álbumes son aquellos que tienen un principio y un final o que al menos te llevan en un viaje al escuchar. Creo que todos mis álbumes son así o al menos intento que lo sean, si piensas en “Waking Up”, tiene un intro algo largo que te introduce al mundo del álbum, entonces creo que la última canción [“Letting Go”] tiene un tono un poco distinto, como en una película que te deja con un final sin resolver. Espero que todo lo que hay entre esos dos puntos tenga un flujo constante. Hacer un álbum es como tratar de resolver un rompecabezas, algunas canciones resultarán rápidamente, donde se nota cómo podrán encajar en un tracklist, así vas tomando las piezas y experimentando con qué funciona y qué no.
Claro, es como las historias que tienen un final abierto, donde no sabes en realidad cómo termina. Por último, me pareció que este álbum tenía un sentido de felicidad por debajo de las canciones, como en su núcleo, ¿es así?
EG: Sí, de hecho, experimenté mucho, no sé qué tanto conozcas de teoría musical, pero al utilizar acordes mayores lo relacionas con canciones felices y los acordes menores tienen un sentimiento de tristeza. Experimenté al usar esos dos sonidos en una sola canción y encontré que hay algunas progresiones que quedan al medio de esos dos lugares, tal vez esté en una clave menor, pero tienen algunas notas en donde la melodía es agridulce, en donde hay un poco de esperanza en la tristeza o, del lado contrario, hay canciones felices que tienen algo de melancolía. Esos fueron los momentos que marcaron la pauta para lo que era apropiado para Washed Out, siento que siempre trabajé en ese espacio, pero era más intuitivo, menos consciente. Ahora tengo un mejor entendimiento de cómo armar canciones y la consciencia de eso mismo, era precisamente el sonido que buscaba alcanzar. No es tan evidente como, por ejemplo, una canción pop en una clave mayor que puede ser muy feliz, que se siente algo forzado. Ese espacio al medio tiene más matices, donde puede ser hasta más ambiguo.