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Entrevista con Sam Amidon


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Foto: Steve Gullick

Originario de Vermont, Estados Unidos, Sam Amidon es un músico y compositor cuya carrera ha sido marcada por su habilidad para mezclar lo tradicional con lo contemporáneo. A lo largo de su trayectoria, ha redefinido el concepto del folk, fusionando la esencia de este género con exploraciones que van desde el jazz hasta la electrónica, creando una estela vanguardista dentro de la música folk. Con el inicio del 2025, Amidon presenta su nuevo álbum ‘Salt River’, una nueva aventura musical que refleja su evolución personal y profesional. Este proyecto no solo marca su primer lanzamiento desde la pandemia, sino también el inicio de una nueva etapa en su carrera, bajo el sello discográfico River Lea. Es un disco en el que, junto al saxofonista Sam Gendel y el percusionista Philippe Melanson, se exploran diferentes formas de contar historias a través del sonido, fusionando melodías clásicas del folk con innovadoras mezclas contemporáneas de sintetizadores. En Vibras, tuvimos la oportunidad de charlar con Sam Amidon para conocer más sobre ‘Salt River’, la visión única que le da forma al proyecto y las experiencias que han influido en su carrera como artista, así como de los últimos proyectos en los que ha estado involucrado. ¡Hola Sam! SA: Hola, es un gusto conocerte. Igualmente. ¿Cómo te sientes con el lanzamiento de tu nuevo álbum ‘Salt River’? SA: Estoy muy entusiasmado al respecto, se siente como un nuevo comienzo. Fue una hermosa aventura hacerlo en conjunto con mis amigos Sam Gendel y Philippe Melanson. El proyecto realmente surgió de estar los tres juntos haciendo música, de una forma muy natural, tratando de adoptar el sonido de los sintetizadores de Sam, mientras intentábamos encontrar el espíritu de la música folk antigua que canto. Esa fue nuestra aventura. Es algo muy emocionante porque no solo es nueva música, también es un nuevo sello discográfico. Mi último álbum salió en 2020, en medio de la pandemia, así que también es mi primer álbum desde aquellos tiempos complicados. Espero poder ir de tour felizmente y vivir muchas experiencias a través de este lanzamiento. También espero poder ir a México pronto. ¡Muchas felicidades por el lanzamiento! Definitivamente creo que será una trayectoria diferente en comparación con tu último álbum. Hablando sobre tu colaboración con Sam Gendel y Philippe Melanson, cuéntame ¿cómo surgió su trabajo conjunto y cómo fue el proceso creativo para ‘Salt River’? SA: ¡Muchas gracias! Comencé a escuchar a Sam justo cuando él estaba comenzando su carrera. Tenía un concierto de jazz los lunes por la noche en un restaurante cerca de donde me alojaba por un breve periodo de tiempo en Los Ángeles. Su sonido con el saxofón era increíble. Nos hicimos amigos y realmente conectamos. Ha estado en mis últimos álbumes como invitado en un par de canciones, y es un músico que ha desarrollado su propia visión desde entonces. Y yo estoy muy interesado en esa visión. Al ser amigos, teníamos la idea de intentar hacer algo juntos. Antes de comenzar, no platicamos sobre lo que queríamos lograr como resultado, simplemente nos lanzamos a crear. Yo llevaba algo de música hecha, algunas estructuras de guitarra con las que podíamos trabajar, y algunas posibles canciones de folk. Para estas últimas, tengo un proceso de tomar extractos de canciones más antiguas y mezclarlas con elementos modernos. Esa fue la base sobre la que comenzamos el proyecto. Trabajamos en su casa, era como estar alrededor de una fogata en un campamento, solo que la fogata era su laptop y los malvaviscos eran las partes de guitarra que llevaba [ríe]. Así fue como creamos estos hermosos mundos imaginarios. Fue algo muy satisfactorio de hacer. Luego, la fase final fue averiguar cómo convertir todo ese trabajo en una historia unificada. El álbum no es una única cosa todo el tiempo, tiene elementos diferentes a lo largo de él. Queríamos que se sintiera como si estuvieras viviendo una aventura mientras lo escuchas. Así que esa fue la parte final y muy importante: la secuencia que tiene la música.


Y justamente, no se siente como solo un collage de canciones, sino que el álbum completo tiene una sensación de integración, como una unidad total. Creo que muchas veces eso no es fácil de lograr y se siente muy bien escuchar el proyecto completo. SA: Exacto, gracias. Disfruté mucho tu versión de “Ask The Elephant”. Me dio la sensación de que capturaste el núcleo más abstracto de la versión original de Yoko Ono, creando algo completamente único a partir de ese punto de partida. ¿Hubo alguna canción en particular del álbum que resultara especialmente difícil de reinterpretar? SA: Esa una buena pregunta, y gracias tu comentario sobre la canción de Yoko. Cuando se trata de canciones folk, siempre hay que hablar sobre reinterpretaciones. Creo que las letras pueden adquirir diferentes significados. La versión original puede tener uno en particular, pero si le das una configuración musical distinta, las palabras pueden tener un nuevo significado también. Eso es justamente lo que decías sobre “Ask The Elephant”. La versión original, que me encanta, tiene este sonido funky groove, pero las palabras suenan muy tiernas. Entonces, pensé que sería interesante darle más peso a las palabras en esta nueva versión. El reto más grande fue “Golden Willow Tree” porque es una canción muy larga y no quería recortar ninguno de los versos, ya que cada uno cuenta una parte muy importante de la historia. Sam me ayudó mucho aquí, porque se nos ocurrió poner un bucle de sonido estático como fondo, casi como algo de hip-hop o algo por el estilo [ríe]. Al tener ese sonido repetitivo, hace más fácil prestar atención a todos los detalles de la historia. Igualmente, cada canción tuvo sus propios retos. Este álbum está lleno de canciones y melodías con un significado muy personal para mí. Por ejemplo, el primer track, “Oldenfjord”, es una melodía de un músico folk de mi comunidad que solía escuchar en cassette cuando era pequeño. O la última canción, que me recuerda cuando tenía 15 años y tenía una banda con mi hermano y un amigo. Hay significados muy especiales de mi vida a lo largo de todo el álbum. Y es algo muy lindo ver cómo esas canciones tan personales para ti también logran conectar con muchas otras personas. SA: Definitivamente. Creo que, al hacer música, lo más importante es guiarte por lo que realmente te mueve a ti. Eso suele estar muy vinculado a tu propia vida. Luego, también tienes que esperar que, cuando otras personas lo escuchen, encuentren algo que cobre sentido para ellas. Tal vez, en algún momento de su vida, recuerden esa canción y sientan una conexión con ella.

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Portada: ‘Salt River’ de Sam Amidon

Últimamente ha sido un periodo muy ocupado y creativo para ti, trabajando en The History of Sound con Paul Mescal y Josh O'Connor, colaborando con Michael Keegan-Dolan en Nobodaddy y, por supuesto, trabajando en tu álbum ‘Salt River’. ¿Han influido estos proyectos multidisciplinares en tu forma de pensar y crear tu propia música? SA: Gran pregunta. Mientras trabajaba con Paul Mescal y Josh O'Connor, dándoles un poco de entrenamiento vocal y enseñándoles sobre ese enfoque, realmente aprendí mucho sobre la música folk, ya que muchas de las canciones que eligieron para la película no las conocía. Tuve una experiencia hermosa trabajando en The History of Sound. Fue muy inspirador ver lo duro que trabajaban los actores y cómo se sentían tan inspirados por la música. Por otro lado, Nobodaddy fue un proceso creativo muy poderoso porque el coreógrafo, Michael Keegan-Dolan, trabaja de una manera sumamente colaborativa con todos. Éramos siete músicos, nueve bailarines y él, lo que sumaba 17 personas trabajando juntos todos los días durante ocho semanas, uniendo y desarrollando la pieza. Esa experiencia de confiar en que algo bueno surgirá cuando pones a las personas adecuadas en una habitación, sin saber exactamente qué esperar, pero confiando en el proceso de todos, fue muy importante para mí. Así que aprendí demasiado de estas dos experiencias, sin duda alguna. ¡Suena increíble! Ahora, si pudieras juntar a cualquier músico folk del pasado con un artista actual, ¿a quién elegirías? SA: [ríe] ¡Qué asombrosa pregunta! Creo que pondría a Bessie Jones, que fue una cantante del conjunto Georgia Sea Island, con Sullivan Fortner, un pianista de jazz increíble. Es lo primero que se me vino a la mente. Me gustaría escuchar lo que harían juntos. Es una combinación muy interesante, el sonido sería genial. Es algo divertido pensar en estos encuentros musicales. SA: Totalmente, me encantó la pregunta.



Muchas gracias. Mirando hacia atrás, ¿qué tipo de música solías escuchar de pequeño? ¿Cómo crees que esas influencias te han llevado a abordar la música de la manera que lo haces hoy? SA: Crecí en Vermont, al noreste de los Estados Unidos, en un pequeño pueblo lleno de música folk. Es curioso porque, aunque crecí en los 80s, mi mundo musical estaba completamente centrado en la música folk acústica, cantando en coros folk, y demás. En casa, lo único que no era folk o música a capela era un casete de Talking Heads que mis padres tenían. Entonces, viví una especie de burbuja musical en la que los 80s no parecían estar ocurriendo [ríe]. Durante la grabación de ‘Salt River’, nos divertimos mucho porque los sintetizadores de Sam tienen un sonido que recuerda a esa época, así que fue como mezclar el mundo musical real de los 80s con el mundo ‘burbuja’ en el que crecí [ríe]. Luego, ya en mi adolescencia, descubrí a Jimi Hendrix, Miles Davis, entre otros, lo que cambió por completo mi visión de la música. Me lo puedo imaginar. En este momento de tu carrera, ¿qué consideras que es esencial para un musico, desde tu perspectiva? SA: Para mí, lo más importante es, ante todo, escuchar música. Es algo que me encanta hacer de manera activa. No se trata solo de estar sentado mientras algo sucede. Escuchar es un acto creativo e imaginativo, estás creando tu propia historia de lo que está ocurriendo. Mi parte favorita de la música es cómo las personas se comunican a través de esos sonidos, no solo mediante las palabras. Por ejemplo, cuando escuchas a un guitarrista haciendo cierto sonido, sabes que está enviando una señal al baterista para que entre con otro ritmo. Esa conexión entre los músicos, esa comunicación implícita, me parece algo muy bello. Gracias por el tiempo, Sam. Estoy segura de que será un gran año para ti, ¡esperamos verte muy pronto por México! SA: Muchas gracias, fue una charla maravillosa.



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