Entrevista con Mannequin Pussy
Mannequin Pussy debutó en 2014 como una de las bandas estadounidenses más disruptivas del rock. Fusionando sonidos punk con melodías armónicas, han evolucionado para lanzar su cuarto álbum de estudio, ‘I Got Heaven’, un homenaje a la libertad de las emociones. Con temas como el poder, el dolor, la sensualidad y la identidad misma, la distorsión del punk se fusiona con las melodías ambientales, creando una experiencia energética y vulnerable en sí misma.
Con motivo de su presentación en el festival Corona Capital 2024, conversamos con Marisa Dabice, vocalista y guitarrista, Colins “Bear” Regisford, vocalista y bajista, y Kaleen Reading, baterista. ¿Cómo un álbum puede convertirse en una pieza catártica y transformativa? Mientras que la fuerza interpretativa y la vulnerabilidad del punk, son una muestra de amor a la música.
Una de mis obsesiones últimamente son sus presentaciones en vivo, como es el caso de su sesión en KEXP, para comenzar, ¿cómo llegan a ser performers tan energéticos en sus escenarios?
MD: Tienes qué, es tu responsabilidad como intérprete.
CR: En realidad, es una práctica en sí misma. Pienso que muchos de nosotros crecimos viendo a gente solo ahí, que solo se queda quieta.
MD: Muy aburrido.
CR: Es desafortunado cuando la música es emocionante y el artista sólo está ahí. Te quedas pensando, ¿qué es esto? No me emociona. Si hay tanta energía, debe existir un intercambio. Te daré algo y necesito que lo devuelvas igual, quiero tener una gran noche.
MD: Es un privilegio estar en el escenario presentándote frente a las personas. Tienes que tratarlo como tal.
Un concierto es una forma de comunicación, debes estar presente. Dado eso, ¿qué impresiones tienen sobre presentarse en el festival Corona Capital? Un festival que, poco a poco, se ha convertido en uno de los más importantes en México y el mundo.
MD: Lo puse en mi vision board, en 2023, quería tocar en el Corona Capital. Fue en la primera semana de enero que nos ofrecieron tocar, pude tachar eso de mi lista. Es lo que pensaba haciendo mi vision board, quería que experimentáramos presentarnos en México. También sabía por amigos, que se han presentado antes, el absoluto placer que es tocar ahí.
Creo que será algo mutuo, la energía que ustedes ofrecen al público vendrá de regreso. Cuando tienes una audiencia nueva, puede alterar la experiencia de presentarse. ¿Les emociona ver algún otro acto del festival?
MD: Estoy muy emocionada de ver a Iggy Pop y a Paul McCartney.
CR: Sí, igual yo, también a The Mars Volta, a Cage The Elephant… Creo que Zedd también se presenta, hay un canción que es más pop, voy a alzar mis brazos en el aire mientras toca [ríe].
Me atrapó por completo su último álbum, soy muy fan del punk, aunque no parezca.
CR: El punk viene en todas las formas y tamaños.
MD: Nosotros también, aunque tampoco parezca [ríe].
Y ‘I Got You’, además, mezcla sonidos atmosféricos y electrónicos. ¿Cómo construyeron la contradicción de la distorsión con las melodías? ¿Cómo llegan a esa complementariedad?
MD: Esa es, para mí, la parte más emocionante de la música: el arte de escribir una canción. Nuestras intenciones en este momento residen en lanzar canciones que tengan la habilidad de significar algo para alguien más. Queremos tener la habilidad de escribir una melodía que invada la mente de las personas. Si escribes una melodía así y consigues que se canten la letra a sí mismos una y otra vez, tendrás la oportunidad de que esa persona comience a preguntarse qué significa la canción. Mientras más obsesionados estén con la canción, más comienzan a ver todas las partes que le dan vida. Una de mis bandas favoritas es Pixies, son una de esas bandas fenomenales en tener partes instrumentales poderosas, intensas, rodeadas por el rock, con una melodía pop por encima, que se queda en ti.
Justamente creo que, en este álbum, mientras más escuchaba, más descubría la complejidad de los mensajes en él. Trabajaron alrededor del tema del poder en el disco, sobre recuperarlo y criticarlo, ¿cómo empiezan a considerar hablar al respecto?
MD: Los cuatro tenemos una posición única como individuos y como artistas en la comunidad del rock. Por accidente, nuestras cuatro identidades no son reconocidas en la comunidad, constantemente, vemos cómo el mundo y, especialmente, el país en que vivimos intentan convencernos de que no tenemos poder: de que nuestros cuerpos no nos pertenecen, que son de otros. La forma única en que las decisiones de otros nos afectan no es igual para otras bandas, pienso que existe esta obsesión salvaje con cuestionar por qué alguien busca hacernos creer que tenemos poder. ¿Cuál es el objetivo de hacernos sentirnos impotentes? ¿Cuál es el objetivo de ejercer ese poder sobre nosotros? Esa no es la forma en que me veo a mí o a mis compañeros, no somos personas débiles que solo harán lo que otros digan. Las personas que están en este colectivo son inteligentes, creativas, apasionadas y poderosas. Vivimos en un país que, constantemente, intenta convencernos de lo contrario, entonces, la música es nuestra única oportunidad de recuperar ese poder.
CR: Además, se piensa que el poder solo se inclina hacia un lado, nadie quiere hablar del intercambio de poder, podríamos hacer mucho más si permitiéramos un intercambio mutuo. Si solo hay una persona en el poder, solo hay una idea, una sola forma de ver el mundo, esa es una forma aburrida y triste de vivir; cuando podríamos pensar en ceder poder al otro y confiar en las mejores intenciones de los demás. Pienso que eso crearía comunicación, confianza y sinceridad, si no puedes ceder poder, no puedo confiar en que lo tengas.
Ya que mencionan el arte como una forma de recuperar poder, la música se convierte en una forma de darle voz a quien no la tiene. Me parece que esa es la parte más importante en tiempos como este.
MD: Muchas gracias por decir eso.
Cuando escuché las canciones por primera vez, pensé que lo estaba exagerando, pero al profundizar, me dejó pensando en que no todos tomarán la oportunidad de utilizar su voz como un amplificador para los otros. Este disco, además, balancea entre la fuerza y un ambiente idílico, ¿creen que estos opuestos trabajaron juntos para transformar su sonido?
MD: Lo hace más interesante para nosotros, poder tocar bajo las dinámicas que existen en nosotros todo el tiempo. Por más poderosos que nos queramos sentir, no significa que nos sintamos así siempre, está bien reconocer los momentos en que nos sentimos débiles, en que nos sentimos sobrepasados, cuando el estado funciona como opresor de nuestros deseos e identidades. Es importante permitir que diferentes facetas de nosotros sean verdaderas. Ser verdaderamente vulnerable significa ser honesto sobre las diferentes formas en que sentimos. Es aburrido si solo experimentamos una emoción, no es verdadero para la experiencia humana, sentimos tantas emociones distintas en un solo día, incluso para un solo evento, no nos sentimos de la misma forma.
Esos momentos vulnerables, para mí, se reflejan en el disco como dolor convertido en rabia y, posteriormente, en libertad. Es algo que es muy evidente en la música y en las letras. ¿Sintieron que era abrumador o que era necesario?
MD: Mientras escribes una canción no piensas en el mundo exterior, en realidad solo te enfocas en tu mundo interior y en la canción misma. No hay tiempo para dudar o cohibirse sobre algo que dices. La única ocasión en que sucedió, estábamos en el estudio y canté la letra de “I Got Heaven”, “and what if Jesus himself ate my fucking snatch?”, dudé si podía decir eso.
CR: Todos sabíamos que debías decirlo.
RR: Dijimos, ‘más te vale que digas eso’.
MD: Por eso es importante la banda, para momentos en que dudas, ellxs están ahí para dar el visto final de la canción. Es una fortuna poder trabajar juntos en esa capacidad, en donde uno de nosotros duda, y si te preguntas, ‘¿debería decir eso?’, probablemente la respuesta es sí.
Sé que cambiaron también su forma de componer, de alguna manera trabajaron más juntos, ¿cierto?
MD: Fue la primera vez que fuimos a un retiro para escribir, nos quedamos todos en un solo cuarto exclusivamente para escribir.
Si hubieras estado sola, no hubiéramos podido escuchar el verso por el que dudaste.
MD: Claro, es mucho más emocionante estar presente en el mismo espacio mientras la canción es creada.
Eso hizo al álbum más variado, tiene mucho movimiento en todas las canciones. Hay un trabajo fluido, una conexión. Hay canciones muy punk en el disco y, como parte de mis reflexiones, me gustaría preguntarles si consideran al punk como un acto de amor.
MD: Sí, el punk es muy pasional.
RR: Es cierto.
MD: Por lo pasional y vulnerable que es el punk. Pienso que el punk suele ser desacreditado como una forma de arte superficial, como si cualquiera pudiera tocar esos acordes, pues tú no lo hiciste, tú no escribiste esos tres acordes, ni siquiera sabrías cómo suenan juntos. Es muy fácil para las personas despreciar cuando, en realidad, nace de los celos porque no pudieron hacerlo. El punk es el ethos de hacerlo, de tener un grupo de personas con ideas artísticas diferentes para hacer algo y comprometerse al acto de crear. La creación en sí misma es punk en un mundo que desea que seas un consumidor.
Para mí era una catarsis de mis emociones, no todos podrían hacer una pieza de un minuto y medio, con un mensaje directo y claro.
MD: Para nosotros también. Muchas canciones de punk son poemas de amor, en una forma extraña, si cambiaras el tono o la interpretación, notarías que las letras son declaraciones de amor.
CR: Como Romeo y Julieta, toda la historia trata sobre dos personas inmensamente enamoradas, pudieron atenerse al status quo, pero dijeron, ‘jódete, estamos enamorados’, esa es la idea del punk. Puedo ver claramente cómo el punk y el amor se fusionan.