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Entrevista con Luca Bocci

Verse a través del espejo: la vulnerabilidad en la música y la comunión con el público

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Luca Bocci está de regreso en México con el lanzamiento de ‘Paraíso Corazón’, estrenado hace un año, donde el artista nos muestra una faceta abstracta y evolucionada del sonido que ya conocíamos. Este álbum es la muestra de que la vulnerabilidad es un vaivén, de metamorfosis constantes, que requieren verse en el espejo para entenderse uno mismo.

Con este disco entramos en una era de reflexiones, sonidos progresivos y lo que será su presentación en la Ciudad de México en el Foro Indie Rocks!, acompañado del músico mexicano Niño Viejo. Verse a través del espejo de la música, significa, tanto para Luca Bocci como para sus fans, una clara evolución en su tercer material de larga duración. Para hablar de la transición a los escenarios, la reflexión en el sonido y el impacto de nuestro país en la música, conversamos con el artista.


Me emociona mucho hablar de tu música, en especial de todo lo que se viene, para comenzar, ¿qué emociones te trae poder regresar a México con una gira por diferentes ciudades?

LB: Me siento muy bien, la verdad, creo que es un gran honor y privilegio volver a México. Ya sería la tercera vez que voy a tocar, aunque esta vez tocaré por primera vez mi nuevo álbum, así que también será una presentación del mismo. Estoy muy feliz, muy agradecido, la banda está sonando muy bien, así que tengo muchas ganas de seguir tocando. Ojalá poder ir todos los años, sería un sueño para mí.


Justo viniste el año pasado, revive un poco la emoción de lo que pasó.

LB: Sí, sí, además, todo pasa tan rápido cuando vas, que siempre te quedas con ganas de volver. Volver con nuevas canciones, cada vez actualizándose, ¿viste? Recuerdo que la primera vez que fui, solo iba con mi guitarra y habiendo sacado un solo disco. Ahora vuelvo con tres álbumes y con una banda… Van a haber pequeños progresos cada vez que vuelva que también me entusiasman.



Hemos sido testigos de cómo ha ido evolucionando, tanto en la grabación como en el escenario, creo que es lo bonito de poder tener ese contacto.

LB: Sí, total. Así que, nada, estoy feliz, con ganas de sacar más música todavía. Justo ahora acabo de sacar un disco de diez canciones con un amigo, Nicolás de Sanctis, que es ‘Tango Astral’. En esta oportunidad no tendremos la suerte de ir, pero también queremos ir muy pronto a presentarlo. También quedan un par de canciones de mi proyecto solista para este año, para que escuchen, que seguro saldrán antes de la gira, dos o tres canciones que, esperemos, salgan antes de que vaya. Así se las sumamos a la playlist de todas las canciones que voy a cantar.


Es como un postre para las personas que van al show, canciones nuevas y las favoritas.

LB: Sí, sí, total.


Toda tu discografía también te va a mostrando las diferentes fases que ha tenido tu música.

LB: Sí, eso está bueno también. La música se va adaptando según los momentos que uno está atravesando como ser humano. También las cosas alrededor, culturales, sociopolíticas… Creo que el mundo se está volviendo cada vez más loco y nosotros con él, entonces la música también va a ir acorde a todo lo que pasa a nuestro alrededor. Pero nada, estoy muy feliz, muy contento, siempre que voy a México me siento bienvenido y en casa, voy a intentar ir lo más posible y, cada vez que vaya, dar lo mejor de mí.



Eso se agradece como fan, como público. Ahora que mencionas que en este tour te acompaña una banda, para mí este disco es complejo de trasladar al escenario, con toda esa instrumentación, ¿cómo ha sido tu experiencia en ese cambio para la presentación?

LB: Son canciones complejas a nivel de producción, entonces, llevarlas a la sala de ensayo y luego al escenario no es fácil. Por suerte, me topé con la gente indicada que me ayudó a hacer ese monstruo caminar. La verdad, estamos muy conformes con cómo sale, creo que también la música cobra vida, valga la redundancia, en los en vivos. Creo que en los shows empiezan a pasar cosas que en el estudio no suceden y eso está buenísimo, porque estas personas están aportando ahí su humanidad. Ya no es una programación cumpliendo simplemente una orden, sino que son personas que interpretan con el corazón, entonces se suman cuatro corazones más a lo que está sucediendo con las canciones y eso es un milagro. Está buenísimo. Estoy feliz de poder llevar ese formato.


Incluso se expande lo que estás acostumbrado a escuchar en la grabación. Para mí se aprecia más con lo visual de un concierto.

LB: Sí, además, así mismo como cambia de un disco a la música tocada en vivo, no es lo mismo estar en la sala de ensayo, cuando estás componiendo los temas, a estar parado en el escenario, que hay personas ahí para escucharte, que pagan para verte, están ansiosas, expectantes. Eso también es parte de este ritual, de este intercambio en la música que potencia la obra, porque le está llegando a esas personas que se saben las canciones, que están resonando con momentos de su vida: con tristezas, con amores y desamores. Empieza a pasar un intercambio de emociones, siento que la música que hago les llega a la gente desde un lugar particular, que la gente me lo hace saber, es como una música de acompañamiento. En ese momento, donde todos estamos juntos, sucede algo muy mágico que va más allá de todo, de mí o de la música, es una especie de comunión.


Eso me sucede con la canción con la que cierra este álbum, “Hijos del Sol”, que cada vez que la escucho se conecta con algo diferente de mi vida. Pensar en el show, me hace imaginar con qué puedo sentir en ese momento.

LB: Sí, total, total. Ahora que vuelvo de hacer una gira por el Conurbano, que es la parte fuera de la capital de Buenos Aires, es parte de la zona metropolitana, son lugares a los que no se suele ir. Me pasó que fui con la guitarra nada más y que hasta yo, cada vez que tocaba cada canción, me sentía diferente, había momentos en que la canción me quebraba. Me daban ganas de llorar en medio de un show, hacía mucho que no me pasaba eso, me está pasando con este disco nuevo, porque siento que lo tengo fresco en algún punto. Uno a veces se acostumbra a tocar las canciones medio robotizadas, es parte del oficio ¿no? Tienes que tocar las mismas canciones una y otra vez, pero no todo el tiempo estás sintiendo lo que estás diciendo, a veces solo estás cantando bien. Cuando lo sientes es diferente, porque te parte cada vez que lo cantas. Ahí también uno entiende que lo que la gente quiere es eso, quiere verte a vos partido, quiere verte ser una persona real. Si estás ahí todo postrado y rockstar, impoluto, inmaculado, siento que pierde un poco la gracia.



Este disco tiene la cualidad de ser sumamente vulnerable, cada canción en un nivel distinto, pero sí estás tomando cosas muy personales y que no sabes el efecto que puede tener en las personas. 

LB: Sí, totalmente. Es un disco, diría, autobiográfico en muchas cosas, una especie de selfie, un poco más vanidosa quizás. Es un disco que me gusta mucho, es un espejo. De hecho la tapa es un espejo, es como mirarte a vos a través del disco, con ese adorno. Estoy muy contento, de los discos que he hecho, es el que más me gusta. Esta oportunidad de ir a tocarlo fuera de Argentina por primera vez me hace mucha ilusión, espero que esta música llegue lo más lejos posible. Ahí está todo mi ser, todo mi ADN, toda mi locura está ahí puesta, creo que es lindo de compartir.


Esa es, para mí, la definición perfecta de lo que es todo el disco. Hay algo que me parece muy interesante, hay varias canciones que pareciera tienen más canciones dentro de sí mismas, como en el caso de “Esmeralda” o “Paraíso Corazón”, ¿cómo llegaste a este punto de experimentar con los cambios de ritmo en el sonido?

LB: Es una búsqueda que, al final, es circular, uno vuelve a cosas que ya ha hecho antes, solo que las hacés en un momento donde te puedes permitir hacerlas. Cuando tenía 16 años, estaba en la escuela, yo tenía una banda que se llamaba Alicia, donde hacíamos este tipo de música progresiva, que tenía muchos cambios, muchas partes, estaba buenísimo, pero era difícil de vender… Era difícil que la gente entendiera ese chorizo de música interminable, incomprensible. Creo que en un momento mi cabeza sola empezó a simplificar eso a su forma más simple, que era la canción más simple que podía hacer, a partir de esa simpleza volví a complejizar las cosas cada vez más. Partiendo desde algo muy chiquito, que para mí era gigante, pero era la síntesis más real que podía lograr, ahora creo que me animé de nuevo a romper esa síntesis y hacer cosas más locas. También se mete gente al proyecto, “Esmeralda” la hicimos con un amigo, Tadefonk, que es un gran productor de acá, estábamos viviendo juntos por casualidades de la vida, un día llegó a casa, yo estaba con ese tema, se sentó en el piano, tocó dos o tres acordes, yo lo seguí y salió esa parte nueva. Fue algo que pasó, ¿viste? Cuando uno está abierto a seguir la música, no planeas tanto lo que está pasando, el tema es confiar en eso. Para eso debes tener dos o tres hits, porque si no, no lo vendés [ríe]. Creo que es un disco raro igual, incluso los “hits” son temas que son complejos, oscuros, no es un disco para cualquiera. Comparado con mi disco anterior, ‘No pierdas la simpleza’ fue un disco más digerible y directo, este está un poco más enroscado. El público de ‘Paraíso Corazón’ es más sofisticado también, eso me gusta, que la gente que entró a ese disco está dispuesta a todo, a escuchar la música de otra forma.


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Es más interesante cuando tienes música que te mantiene escuchando, al menos para mí. Hablando de esta parte innovadora, tu proyecto siempre fue precursor del manso indie, ¿alguna vez dimensionaste el efecto que tendría? Por ejemplo, en México.

LB: La verdad es que no, uno dimensiona poco de lo que te va pasando a lo largo de lo grande que puede ser la red de comunicación, ya sea las redes sociales o esta llamada de zoom, alguien te puede llamar desde cualquier parte del mundo y estamos haciendo ahora una entrevista. Uno no puede dimensionar la magnitud de lo que puede generar la información y la comunicación. En el fondo, lo que muchos artistas queremos, es que nuestra música viaje lo más lejos posible. En ese sentido, cuando me preguntas por México, me sorprende, pero a la vez me resuena, digo “tiene sentido, es un país que habla el mismo idioma que yo”. Si les gustó la música, si les llegó, la van a entender, van a entender de lo que les estoy hablando y la van a escuchar. Es un país que también consume mucha música, que ha sido así durante muchos años, que tiene su propia cultura de rock y de pop, de hip-hop, es un país con industria musical también. Hay un match ahí también, si no hubiera industria, si no hubiera un circuito, si no hubieran personas que escucharan música, yo no tendría nada que hacer ahí. Para nosotros, los músicos argentinos, siempre es muy grata la recibida del público mexicano, es algo que también mide, si te escuchan allá es porque algo estás haciendo bien. Es un honor.


Digo también es mutuo, recibimos a Mi Amigo Invencible y a Usted Señalemelo recientemente, es una conexión muy interesante la que existe entre Argentina y México.

LB: También eso, es muy importante compartir con colegas. El año pasado que fui, compartimos fecha con Usted Señalemelo en Ciudad de México y Querétaro, abrí esos dos shows de su gira. Era para nosotros una locura, nos conocemos de toda la vida en Mendoza, llegamos hasta un show en Ciudad de México, era mirarnos y decir ‘wow, qué loco, qué tan lejos llegamos con la música’. Siempre tratando de tener los pies en la tierra y ser serios en lo que hacemos, trabajar lo mejor posible y no subirse en ningún pony de nada, no creerse nada y seguir haciendo discos para que la gente los escuche y pueda conectar con eso. Mientras eso esté a salvo, vamos a seguir acá. Nuestra misión en el mundo, de las personas que tenemos una guitarra y un megáfono para ser escuchados, es poder comprometerse con todo lo que eso implica; dejar toda la pelotudez de lado, dejar el ego, la búsqueda de fama y excesivas riquezas, creo que está bueno tener los pies en la tierra. Por más que te pueda ir muy bien y que la gente te pueda amar, que podés ir a México y te sentís un rey, porque la gente me trata con un nivel de amor y de entrega, sos muy tonto si no podés ver eso. Hay que cuidarlo y devolverlo con el mismo nivel de gratitud, espero estar a la altura.


Ya que mencionas compartir escenario, en esta gira por México te acompaña un proyecto mexicano, Niño Viejo, ¿ya lo conocías de antes?

LB: La verdad es que no lo conocía, tengo ganas de conocerlo. Uno cierra una gira en México y se olvida hasta que tenés que ir al aeropuerto al día siguiente, yo soy medio colgado. Ya tengo varixs amigxs, colegas, con los que tengo el honor de compartir música y anécdotas, siempre estoy abierto a conocer gente nueva y si vamos a compartir fecha, seguramente será especial. Allá nos veremos, seguiremos sumando a más personas al barco.


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