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Entrevista con Goat Girl


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La agrupación ahora conformada por Lottie Pendlebury en la guitarra, Holly Mullineaux en el bajo y Rosy Jones en la batería, debutaba en 2018 con un LP homónimo cargado de neo post punk y atmósferas al flirt entre lo gótico y lo country. Los años siguientes para Goat Girl fueron para asentar la química entre las integrantes, muestra de ello la llegada de ‘On All Fours’ (2021), segundo álbum de las londinenses y punto de transición para su etapa actual: indie noise pop expandido hacia todas direcciones.

Con la escucha fija en ‘Below The Waste’ (2024), lanzado vía Rough Trade Records y producido por John Spud Murphy (black midi, Lankum) junto con la banda, nos sentamos a conversar con Mullineaux y Jones. Tocando líneas como el proceso creativo, la evolución sensible a lo largo del tracklist y la política inextirpable de nuestros días.

¡Hey! Ha pasado un buen rato desde el lanzamiento de su último larga duración. ¿Cómo se sienten al respecto?

RJ: A mediados de año, nos sentíamos realmente emocionadas.

HM: Sí, el álbum parecía acercarse cada vez más rápido rumbo a su lanzamiento.

RJ: Ahora estamos aquí y sólo podemos sentir que es real, casi aterrador.

‘Below The Waste’ es su primer material donde figuran como parte de la producción. ¿Qué las llevó a dar el paso?

HM: Trabajamos mucho antes de siquiera entrar al estudio. Hicimos estos demos que, ya sabes, fueron un trabajo bastante más elaborado de lo que normalmente se hace para las versiones previas. Todo esa preparación nos hizo sentir que realmente podíamos hacerlo. Ese acercamiento a la autoproducción, aunado a la experiencia que ganamos haciendo los dos discos anteriores, nos impulsó a tomar ese rol una vez dentro del estudio.

¿Cómo describirían la experiencia de este doble mental como músicas y productoras? ¿Con qué preconcepciones llegaron al estudio y cómo las resolvieron una vez en movimiento?

HM: Creo que el cambio más drástico fue esa etiqueta de “producción”. Impactó profundamente en nuestra perspectiva y sensación al momento de encarar lo musical. Al mismo tiempo, reafirmó el que de hecho estábamos manejando todo a nuestra manera.

RJ: Cuando trabajas con un productor, es común que la forma que tome el álbum, así como el sonido de cada parte, no salga del artista. Nosotras teníamos todo resuelto en nuestras cabezas, lo que necesitábamos era el apoyo técnico y alguien con quién contrastar ideas; dar vida a todo. Comenzamos a tomar decisiones activa y significativamente: cómo debía ser la voz, cuándo cambiar a algo más suave, a qué emoción estábamos apuntando, qué textura debían llevar las guitarras, la sensación de lejanía para cada arreglo, etc. Spud es alguien sumamente paciente y conocedor, así que fue perfecto para el trabajo. Además, es increíble capturando atmósferas; admirábamos su trabajo desde proyectos anteriores.



Al escuchar el álbum, no pude evitar notar estos pequeños interludios que ayudan a la evolución de todo el tracklist. Las sensaciones antes y después del punto medio, marcado por “s.m.o.g.” son drásticamente distintas. Se hace aún más evidente si escuchamos los extremos uno después del otro.

HM: Para nosotros, los interludios son una oportunidad de agregar contexto a cada canción. Conceptualizamos cada pista, y la sucesión de ellas, con cierta introducción, desarrollo y final. Las continuaciones, melódicas y temáticas, son siempre necesarias, expanden ideas previas y posterior a ese momento del disco, forman el viaje. Creo que pueden llegar a sentirse radicalmente distintas, pero nacen de lo que ya hicimos, eso los hace aún más emocionantes.

RJ: Sí, es interesante que hayas notado el contraste entre “reprise” y “wasting”, que cierra el álbum con este gran intención épica. Ambas, junto con “pretty faces”, nacieron del mismo demo, pero las tres caen en territorios sonoros completamente diferentes. Queríamos explorar los distintos caminos por los que puede llevarse una sola idea. Partimos de ese tono inicial hasta llegar a algo mucho más obscuro y pesado.

Dentro de esta evolución, y aún sabiendo que querían un gran viaje para el escucha, canciones como “tcnc” saltan al oído. ¿Cómo llegaron a este suerte de nu rock desgarrado?

RJ: Bueno, la canción surgió de un instrumental electrónico que hice en mi laptop. Lo maqueteé en FL Studio, creo que de ahí viene ese sabor rítmico tan particular. Luego se la mostré a la banda y terminamos haciendo algo realmente denso. La sencillez de la maqueta nos permitió empujarla sónicamente; la versión inicial era más rápida y no tenía bajo. También añadimos capas de sintetizadores para lograr esa atmósfera pesada a lo largo de todo el material.

HM: Rosy nos compartió la letra mucho más tarde en el proceso, así que la estructura general ya estaba lista. Tras leer los versos a solas me di cuenta de lo gráficos y llenos de frustración que estaban. Capturar eso sólo era posible a gritos y dándolo todo. Así que lo intentamos, sólo para ver a qué podíamos llegar y… se sintió realmente bien.

Pasando al terreno conceptual, me gustaría conocer los puntos centrales en ‘Below The Waste’. ¿Cómo describirían ese torrente de ideas en tres palabras o menos?

RJ: Oh, eso es más difícil. Pero diría expansivo y cinematográfico.

 

HM: Para mí son raíces y bosques. Por la interconexión y área cubierta entre todos los cortes.

 

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Portada: ‘Below The Waste’ de Goat Girl

Wow, jamás habría pensado en raíces, pero creo que tiene mucho sentido. Para cerrar la entrevista y aludiendo a la sexta pista del material (“where’s ur ˂3”), me gustaría saber ¿dónde está el corazón de Goat Girl?

RJ: ¿Te refieres a la situación con Israel?

Bueno, creo que lo preguntaba en un sentido menos político, pero no sé si haya arte realmente ajeno al contexto en el que se crea. ¿Tienen algún pensamiento al respecto?

RJ: Nuestro corazón está lleno de tristeza por el mundo y acompaña a las personas que están sufriendo, justo ahora, a lo largo de toda Palestina. No podemos separarnos de lo que ocurre día con día, sobre todo cuando eso que sucede es un genocidio.

Creo que ese diálogo, entre la música y lo político, es siempre necesario. Continuamente me conflictúo al pensar en qué tanto importa mi sentir cuando hay cosas así sucediendo. ¿Cómo puedo escuchar música tranquilamente con personas siendo asesinadas a unos kilómetros de distancia? Creo que es ahí donde los muchos rostros del arte salen a relucir, como plataforma, como confort, como espacio para respirar y poder seguir.

RJ: Eso es muy cierto. Nos gustaría que la música de Goat Girl aborde la situación del mundo y ofrezca algún tipo de consuelo. Debemos ser parte del cambio, imaginar futuros donde no haya lugar para estos horribles, futuros sin personas capaces de cometer esta y otras atrocidades. Esta es la sensación que, esperamos, pueda encontrarse en nuestra música.

Gracias por su tiempo y sus palabras chicas. Con todo lo anterior en mente, ¿hay algo más que les gustaría agregar para nuestros lectores en México?

HM: Nada excepto un gran gracias, por estar aquí y por escucharnos.



 

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