Entrevista con Crack Cloud
El proyecto liderado por el músico canadiense Zach Choy ha evolucionado desde su primer iteración en 2015, a establecerse en 2018 como colectivo artístico formado por voluntarios y miembros de centros de rehabilitación, a consolidar a Crack Cloud como uno de los proyectos de art punk más interesantes de la actualidad.
La agrupación (ahora conformada por Will Choy, Jesse Atkey, Eve Adams, Mackenzie Cruse, Nat Phillipps, Aidan Pontarini, Emma Acs, Bryce Cloghesy y Aleem Khan) se ha ganado las palmas del público y la prensa con su particular interés en la narrativa visual, etiquetas de mashups experimentales y una filosofía tan humana como la multiplicidad de historias en cada uno de sus integrantes. De ‘Pain Olympics’ (2020) y ‘Tough Baby’ (2022) llegamos a ‘Red Mile’ (2024), álbum lanzado vía Jagjaguwar Records que retrata el ahora de la banda: vulnerable, familiar y en constante evolución.
Con esto en mente, nos sentamos a conversar con Zach Choy, Bryce Cloghesy y Aleem Khan sobre esta nueva etapa, los pormenores del LP y la travesía interna bajo toda capa musical.
¡Hey! Ha pasado un par de meses desde la publicación de ‘Red Mile’, ¿cómo se sienten al respecto?
BC: Estamos muy emocionados por el lanzamiento, es algo que habíamos estado esperando con ansias. Recién comenzamos la gira y con ella todo este proceso alrededor de compartir nueva música, ya sabes, nuevas ideas, nuevas imágenes. Lo mejor es poder conectar con la gente a través de estas nueva experiencia. ¿Qué hay del proceso detrás del LP? ¿Lo transitaron de manera tan libre como encaran sus presentaciones o hubo alguna idea central que los guiara rumbo a esta nueva etapa?
ZC: Sólo podría nombrar el flujo de la vida en sí mismo. El instinto siempre ha sido el catalizador para Crack Cloud, como una especie de ritmo que nos impulsa y se transforma continuamente. Sin perder de vista aquello que nos importa: amigos, familia y salud. Esta última se ha convertido en una de nuestras preocupaciones principales, influyendo radicalmente en nuestra forma de movernos y seguir creando. Creo que eso y el mantenernos al tanto del cambio cultural fueron los mayores motores en la creación de este disco.
AK: Dicho esto, la vulnerabilidad nos ha acompañado como una idea extremadamente importante dentro de nuestra filosofía. Ese “ser suave” con nosotros mismos se refleja constantemente en las temáticas que abordamos como banda.
Sobre estos conceptos centrales dentro de su desarrollo artístico y personal, ¿qué experiencias dirían que han moldeado su visión hasta hoy en día?
ZC: Bueno, diría que tanto tú, como yo, como todos en esta llamada y en el mundo, lidiamos con las minucias de la vida. Como artistas, intentamos ponernos en contacto e interpretar los matices de todo en cuanto nos rodea, tan bien como podemos hacerlo. Siempre hemos sido un grupo muy introspectivo y es esta intuición la que se ha mantenido al centro de nuestra creatividad. Es desde ese lugar donde preferimos enfocarnos en los espacios entre las ideas, en lugar de una línea completamente delineada. Nos interesan los extremos de nuestra generación, dar fe de quiénes somos en pleno siglo XXI.
¿Cómo dirías que se relaciona esta particular manera de concebir su quehacer artístico en relación al mundo interno de ‘Red Mile’?
ZC: Debo decir que nunca termino de comprender la música que hacemos hasta que ya está fuera, lejana a mí y ‘Red Mile’ no es la excepción. El proceso fue realmente intuitivo, tomábamos cada decisión con la mirada fija en esta suerte de meta más allá de nuestro entendimiento. Ahora, a más de un año de haberlo terminado, puedo decir que el es un álbum sobre el descenso, un retrato de cambio. Tratamos de inclinarnos hacia esta naturaleza en transición en lugar de evadir la incertidumbre que le acompaña. Queríamos crear un paisaje que capturara la liminalidad de Crack Cloud en ese momento.
Pensando en todos los puntos recorridos, desde el inicio de la banda en centros de rehabilitación canadienses, hasta hoy en día en pleno tour internacional ¿cómo dirían que han cambiado sus dinámicas dentro y fuera de la agrupación?
BC: Creo que todos estamos en constante crecimiento y aprendiendo a equilibrar la música con el resto de nuestras vidas: la familia, lo profesional y todo lo demás. Procuramos mantener los pies sobre la tierra, vivir humildemente. En ese sentido, no somos diferentes de cualquier otra persona. Todos trabajamos para sostener a nuestras familias; el arte es una manera de procesar todo lo que nos atraviesa, un respiro para seguir viviendo. Mirando atrás, es claro que las cosas han cambiado. Crecimos en escenarios mucho más radicales, todo se sentía más caótico, sin ninguna clase de estabilidad o visión a futuro. Pero, conforme creces, la posibilidad de un mañana se vuelve mucho más clara, con tiempo y paciencia, pero puedes llegar ahí.
Para ir cerrando la entrevista, y siguiendo esta línea de posibles futuros, ¿hacia dónde apunta Crack Cloud justo ahora? ¿Qué les gustaría vivir juntos?
AK: Si quitas todo el tema del rock n’ roll, lo que queda es un viaje de paz, hacia la tranquilidad. Como estar en el desierto; es algo inestimable, subestimado, pasado por alto. Pasamos mucho tiempo en este planeta pensando en nuestras opiniones sobre cosas terrenales, peleamos por ellas y nos perdemos entre todo ese polvo levantado. Para nosotros, y en un mundo como el que vivimos, la paz y la tranquilidad son extremadamente importantes. Ahora, cuestionando todas esas cosas que nos hacían sentir seguros, y en cualquier futuro imaginable.
Creo que es una de las respuestas más bellas que he escuchado en cualquier entrevista. Gracias por compatirla y por su tiempo.
AK: Gracias a ti.