Entrevista con Chancha Vía Circuito

Chancha Vía Circuito, proyecto de Pedro Canale, regresa a la Ciudad de México tras dos años de ausencia. La unión entre los sonidos de la naturaleza con los sintetizadores electrónicos ha creado un ambiente místico y singular, dejándonos con una propuesta musical única en su tipo. Con una gira por diferentes ciudades del país, el músico y productor vuelve en formato de DJ.
En octubre de 2024, Chancha Vía Circuito se unió a El Búho, DJ británico, para crear ‘Tenalach’, un EP que reúne sonidos de la naturaleza, del folklore andino y beats electrónicos, siendo su segundo proyecto juntos. Estas nuevas canciones fueron la razón ideal para que Pedro Canale regrese a la Ciudad de México el próximo 27 de marzo en Tonal. Para conocer más sobre su visita, el EP, el balance entre la naturaleza y la electrónica, así como su amor por nuestro país, conversamos con el músico.
Es un gusto poder platicar contigo tras este gran EP. Para comenzar, ¿cómo inicia la idea de tener una gira breve por México? ¿Era importante para ti poder presentar este proyecto por acá?
PC: A mí me encanta el público en México, en general siempre me han tratado muy bien, es un buen apapacho. Ya era hora de volver. La última vez fue hace dos años y había ido con la propuesta de back to back con El Búho. Ahora estoy de vuelta solito, la propuesta es volver a centrar todo el set en la música de Chancha Vía Circuito.
Cambia mucho cuando puedes enfocar el show en toda tu creatividad, pensando en tu último EP, es música sumamente dimensional. ¿Cómo se transforma al llevarlo en vivo? ¿Cómo se potencia este trabajo en el escenario?
PC: Lo interesante de cuando nos juntamos en un lugar, como Tonal, es la oportunidad de tener un espacio seguro donde poder bailar y experimentar físicamente la música. Para mí eso es lo más valioso de las fiestas. No tanto la cuestión performática de cuántas monerías haga yo en el escenario, sino qué pasa con la propuesta musical y cómo la puedo disfrutar a pleno, con todo mi cuerpo. A mí me gusta eso, que sea una vivencia física, en donde lo importante sea bailar y que al final del show se queden con la alegría de un ritual de baile.

Deja de ser un acto individual, compartes la experiencia con otros, con personas con sus propias vivencias, ¿no?
PC: Totalmente, pudiste terminar de cerrar esa idea. Es una comunión con gente que no conoces. Sin embargo, hay una complicidad de estar viviendo lo mismo en el mismo momento, hay sonrisas, hay miradas cómplices… Está la alegría de poder compartir eso con más personas.
Se convierte en la música en todo su potencial. Este EP, bastante reciente, también recibirá esas primeras reacciones del público mexicano. ¿De dónde surge este trabajo? ¿Cómo se vincula con la naturaleza?
PC: Es la segunda colaboración que realizamos con Robin, El Búho, ya habíamos hecho un EP, ‘Pleamar’. Nos divertimos mucho, porque justamente tenemos un interés en común: la naturaleza y la música. Nos gustan mucho los animales, los insectos y sus sonidos. Ambos proyectos tienen ese denominador común, ponemos a jugar sonidos que encontramos en los viajes, incluso en librerías de sonidos. La cuestión es que nos gusta, lo incluimos en las canciones, como el caso de “Oropéndola”, que es un pájaro tropical, o “Sapo Cururu”, un sapo enorme de Sudamérica. Esta vuelta decidimos subir un poco el bpm, el tempo, era un desafío que nos auto impusimos para hacer canciones más rápidas. Nos gustó el resultado, quedamos muy contentos, queríamos un EP para poner en las fiestas.
Me agrada que mencionaras el cambio del tempo porque es notorio. Además, intensificas el detalle de las percusiones. El movimiento es algo natural en este EP, ¿crees que esta parte se llevará a otra dimensión al ver la reacción del público?
PC: Eso espero. Lo que me da confianza es que, mientras escribía esas canciones, había un momento donde tenía que levantarme de la silla para moverme, lo necesitaba. Por mi experiencia, sé que podría funcionar. Por lo menos en mí funcionó.

Habla muy bien que necesitaras responder con todo el cuerpo. Es, en toda su extensión, algo natural. ¿Cómo fusionas la naturaleza con la música electrónica? ¿Cómo se lleva lo orgánico a lo electrónico?
PC: Tiene que ver con el ensayo y el error, no hay una fórmula. Uno no sabe qué va a pegar bien con qué, a medida que uno trabaja una canción hay que ir probando muchas cosas, pasan horas hasta que uno encuentra la paleta tímbrica adecuada que hace que una rana se lleve bien con un sintetizador. Es muy curioso, a veces sucede muy al principio y otras veces pueden tardar días hasta que encuentres el equilibrio. Hay algo que encontró su lugar justo.
Se nota ese balance, el trabajo muy minucioso en las canciones.
PC: Muchas gracias.
Ahora que hablamos de este equilibrio y tu visita a México, ¿en algún punto te ha inspirado la naturaleza o la vida en México? ¿Crees que esta visita te lleve a tener nuevas inspiraciones?
PC: Mira, soy un enamorado de México, al punto de que años atrás fantaseaba seriamente con hacer una experiencia de varios años allá. La vida me llevó por otro lugar y terminé en el norte de Argentina, en las montañas andinas. Fue siempre una aspiración la cultura mexicana, los paisajes y la gente. Imagínate la fascinación cuando pude conocer la selva Lacandona, todas las ruinas mayas como Palenque, ni hablar de la Ciudad de México, que tiene toda una mística más allá de todo lo malo. Tiene una mística tangible para quienes venimos de fuera. Siempre lo sentí como un país generoso, en todos los sentidos: su gente, su paisaje, su naturaleza. Hay una cantidad de sonidos, que es muy bella. Incluso, cuando uno descubre por primera vez los trabajadores ambulantes, las grabaciones como: ‘se compran colchones’, son cosas cotidianas para quien vive en México, pero para quien las descubre por primera vez, esto es poesía. Descubrir todo eso es otra dimensión, a mí me enamoró y me sigue sorprendiendo cada vez que voy.